Barrio Villa de Gràcia
Las numerosas plazas urbanas que salpican el barrio de Gràcia dan su particular fisonomía y sabor a esta antigua y activa villa, unidad definitivamente a Barcelona en el año 1897.
En un principio este territorio era dependiente de Barcelona y estaba escasamente poblado. Entre los siglos XVI y XVII a las aislada masías existentes se une la instalación de tres conventos en la zona, entre ellos el de los Josepets, y de una serie de torres promovidas por la burguesía. Durante la primera mitad del siglo XIX, aquel pequeño núcleo agrícola se convirtió en el pueblo más importante del Plan de Barcelona, gracias a su progresiva industrialización aprovechando la disponibilidad de terrenos libres.
Gràcia se constituye como municipio independiente en el año 1850, momento en que la villa tenía más de 13.000 habitantes. En el año 1877 su población arribaba a los 33.000 habitantes. La conveniencia de la integración con Barcelona se planteaba cada vez más con más fuerza, en paralelo al progresivo desarrollo del tramo del Plan Cerdà, entonces en plena expansión.
Así, a partir del año 1880 nacen proyectos de interés común, como el Paseo de Gracià, que unía la villa con la gran ciudad siguiendo el antiguo camino. Poco a poco se fueron construyendo calles que conectaban el barrio internamente y externamente, además de equipamientos como los mercados de la Llibertat en el año 1893 y el de La Abacería Central .
La urbanización a menudo la hacían de forma autónoma los propietarios de los terrenos, hecho que explica los cambios de nombre y la discontinuidad física de algunas calles, así como los numerosas plazas , normalmente una en cada propiedad. Gracià mantiene una activa vida política y social, además de un rico tejido de instituciones cívicas, culturales, recreativas, artísticas y deportivas de gran arraigo popular. La plaza del Sol constituye un centro de ocio nocturno del barrio.