La tradición del Tió y su historia
Un grupo de niños se reúnen para darle bien fuerte a un tronco sonriente para que cague regalos. Esto para algunos pueda que parezca algo bruto y bestial al mismo tiempo y la cosa menos simpática y navideña que uno se pueda imaginar.
Sin embargo es normal esta tradición para los catalanes y pueda que resulte extraño para los que no son de Catalunya. Sin embargo sabemos que ese tronco tan amable le gusta que le peguen.
Atendiendo a lo antes expuesto surge una pregunta para todos aquellos que no son de Cataluña ¿Qué tiempo hace que le se le da palos a un trozo de madera para que cague regalos?
A ciencia cierta es una pregunta que uno no se hace cada día. El verdadero origen del tió es un poco dudoso, aunque según la leyenda “su nacimiento” coincidió con el de Jesús.
En medio de la alegría por el nacimiento del hijo de Dios, unos pastores no tenían nada que ofrecer al recién llegado y decidieron ofrecerle lo único que tenían: su comida. Decidieron descansar de regreso a su hogar y vieron como desde uno de los troncos de la hoguera aparecieron todo tipo de alimentos.
Existe otra leyenda aún más popular que está mucho más afianzada y es que sitúa su origen en un entorno precristiano y rural, mucho más cerca del tronco de navidad o el solsticio de invierno que de la explicación anterior. La tradición ha cambiado mucho desde entonces, cuando en vez de darle tanto palo se le quemaba el 25 de diciembre para que diera luz, calor y alimentos durante todo el invierno.
La tradición ha ido cambiando hasta convertirse en lo que es hoy en día. No siempre ha sido ese tronco con barretina y manta para que no pase frío. Anteriormente era solo un trozo de madera en el suelo al que “alimentar”. En la actualidad lo hemos humanizado y mimado mucho, se podría decir que come mejor que muchos de nosotros.